Hace unos días le comentaba a mi chico que echo de menos ese tiempo de crianza de un bebé. Me encantan los bebés: cómo huelen, los suaves que son, cómo te miran… y ese vínculo animal e íntimo de una madre con su criatura. Es algo tan grande y hermoso, tan misterioso y tan normal a la vez, tan cotidiano y tan único para cada madre que me encantaría volver a pasar por ello.
– Pero tú ya tienes un bebé, dice mi chico.
Mi Lola tiene 8 años. De bebé, poco. Es una preciosa niña desdentada, traviesa, lista y con un maravilloso sentido del humor. Pero bebé…
– La Retalera es tu bebé, apunta mi costillo.
Y claro, es cierto. Le dedico tantas horas como si de un niño se tratara, siempre pendiente que todo esté en orden, que todo esté bien. Qué falta, qué hay que hacer, cómo mejorar. Siempre, como cuando un pequeño empieza a andar, vigilante.
La Retalera no hace gorgoritos ni le salen los dientes pero va creciendo paso a paso aumentando el stock de piezas de tela… os acordáis cuando sólo traía retales? De yarda en yarda… y ahora las piezas se van acumulando en la estantería y cuando se acaban, los cartones los conservo como pequeños trofeos que me recuerdan que ya voy creciendo despacito.
Además, me he ido afianzando como artesana. Me gusta ese término: artesano. Porque yo no soy diseñadora, sino eso, artesana. Hago productos muy sencillos en los que la tela es la protagonista. Coser un parche a un camiseta, confeccionar una mochila de cuerdas o una tote bag, hacer parches o neceseres no es diseñar. Diseñar es otra cosa.
Pero a mí me hace feliz que la gente se puede llevar puesta la tela que yo he escogido en forma de huipil, kimono o bolso.
Las telas son el eje central de La Retalera y me ocupan cientos de horas, buscarlas, elegirlas y traerlas.
Escojo las mejores firmas, de los mejores diseñadores con los algodones más suaves y mejor impresas del mercado. Lo mejor.
Y con ellas juego lanzando pequeñas colecciones con lo que me apetece coser. Y vuestros encargos, claro. Me encanta hacer cosas a medida, únicas, respondiendo a vuestras necesidades y caprichos….
También ha sido un año de laboratorio de talleres. He tratado de ampliar el abanico de clases y no todo ha funcionado. Con mucha pena en el corazón, no he sido capaz de sacar adelante bordado, ni amigurumi. Los talleristas eran de lo mejor pero no he conseguido que funcionaran… Sí hemos tenido a lo largo de todo el año ganchillo, caligrafía y costura. Gracias Vane, Patrizia y Analía, por haber tenido el tesón, la simpatía y el buen hacer, os quiero chicas¡¡¡
Gracias totales también a los talleristas que impartieron monográficos como Miriam, Felipe, Vane, Analía, Patrizia y Ania. Sois estupendos¡¡¡
Este año que entra sin duda será más completo y divertido y espero poder volver a contar con vuestro apoyo para nuevos proyectos.
Y todo este lío rueda y funciona porque tú has venido alguna vez a comprar telas, a encargarte un regalito, a tomar un taller o a conocernos, simplemente. Tú eres el vértice de la pirámide y quién da sentido a La Retalera. Tú eres La Retalera. Y sólo puede estarte muy muy agradecida, de verdad, de corazón.
Así que este sábado, último Mercadillo del 2017, a todos los que vengáis a visitarnos os haremos un regalito* como buen augurio para el 2018.
Hemos ampliado una hora más el horario: de 11 a 20h.
Me gustaría veros y darnos un abrazo de fin de año, os espero¡¡
*por compras superiores a 35 euros